¿Dónde está Dios en casos como el de Nicolás?

La obra, por tanto, no se trata de un trabajo de investigación, a pesar de que el autor no tiene más remedio que reconstruir los hechos preguntando a diferentes personas que vivieron, como él, aunque de distinto modo, aquella terrible navidad. Más bien el libro trata el pasado y la comprensión de los hechos como si se tratase de un puzzle imposible. Aunque no todo el mundo hayamos pasado por situaciones tan difíciles y traumáticas como las de Miguel Ángel, creo que de un modo u otro al adulto siempre le llega el momento de reconciliarse con su pasado, y muchos de nuestros males parecen provenir de no saber o no poder mirar atrás y poner nombre a cada cosa. Hace poco escuchaba una conferencia del filósofo Javier Gomá, en la que señalaba que hay personas que en las crisis existenciales propias de la edad no saben asentarse en la configuración del mundo que se les ha presentado y que han ido desarrollando. El ejemplo que propone no podía ser otro que el Quijote, cuyo protagonista, ya bien superada la cuarentena, entra en la locura porque desea ser ese caballero andante que nunca fue, pero que siempre ha querido ser, en un ejercicio que parece negar la realidad de lo que uno es y lo que nunca ha sido; negar el pasado desde el momento presente, para crear un futuro desequilibrado. El ejercicio que Miguel Ángel Hernández realiza en –El dolor de los demás–, sin embargo, es lo contrario: la búsqueda de un equilibrio emocional y existencial, aceptar lo que nos ha venido y prepararse para un futuro todavía inexistente. /// Miguel Palomo nos habla hoy en entrelineas.org sobre "El dolor de los demás y el fantasma del pasado de Miguel Ángel Hernández" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/miguel–angel–hernandez

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