Robots, sexualidad e imaginería judeocristiana en las manos de Anno traen a la cartelera de Netflix temas clásicos como la soledad y los sueños imposibles

Antes de que el shogunato Tokugawa limitase las relaciones internacionales, gran parte de los avances en ingeniería (sobre todo en la fabricación de relojes) de los Países Bajos había llamado la atención de muchos japoneses. Para cuando se cerraron las fronteras, ya habían varios especialistas en el archipiélago del Pacífico que sabían cómo fabricar diversos tipos de máquinas semiautónomas. Sin embargo, en lugar de limitar este conocimiento a la creación de maquinaria que hiciese más fácil el trabajo, varios ingenieros nipones hicieron un uso más lúdico y artístico de estos avances. De este modo, en 1662 Takeda Omi ofrece a los habitantes de Osaka un divertido espectáculo de marionetas –mágicas–: propulsados por el agua del canal de la ciudad, los muñecos de Omi parecían tener vida propia sobre el escenario. Es así como aparecen por primera vez los llamados Karakuri, cuya traducción podría ser –dispositivo mecánico para hacer trucos, molestar o sorprender a alguien–. Estas marionetas tuvieron tal éxito en Japón que muy pronto empezaron a construirse muñecos con un aparataje interno cada vez más complejo, como el servidor de té de Yorinao Hosokawa. Este inventor del periodo Edo se adelantó casi dos siglos a IKEA al escribir en 1796 –Karakui Zui– (–Maquinaria Ilustrada–), donde describe paso a paso cómo construir una marioneta que sirve el té a los invitados. En YouTube se puede comprobar que este autómata de madera además de ofrecer el té, también hace una reverencia muy solemne. Como afirma el que fue decano de la facultad de tecnología en la Universidad de Toyota, Yoshikazu Suematsu, este detalle emotivo y artístico que le otorgan los ingenieros a los karakuri durante los siglos XVII y XVIII explica muy bien el desarrollo de las diferencias culturales entre occidente y Japón en lo que a robótica se refiere: –el objetivo de los autómatas en el silgo XVII en Europa era reproducir actividades humanas []– mientras que –en Japón [los karakuri se creaban] para el arte; su fin no era el mero avance tecnológico o científico–. Es así como las karakuri dan comienzo el –romance– entre japoneses y robots. Pero lo que definitivamente v (...) /// Dani Sazo nos habla hoy en entrelineas.org sobre "Neon Genesis Evangelion: esperanza en un nuevo comienzo" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/neon–genesis–evangelion

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