Hannah Arendt publicó sus artículos sobre el juicio de Eichmann en un libro

Aunque era agnóstica, Hannah era de origen judí­o y nacionalidad alemana. Habí­a estudiado con el filósofo Martin Heidegger, que se une al partido nazi al ser elegido rector de la universidad de Friburgo. Como vemos en algunos flashbacks, Hannah tuvo una relación amorosa con él, pero ella se casó con uno de sus discí­pulos, que también era judí­o. Al ser interrogada por la Gestapo, huye a Parí­s, donde, ya divorciada, conoce a un antiguo comunista que se habí­a opuesto al estalinismo. Con el régimen colaboracionista de Vichy, es internada en un campo en Gurs, hasta que su nuevo marido logra que vayan a Estados Unidos, gracias a un falso visado diplomático. Tras la guerra, Arendt colabora con la causa sionista, pero como le dijo Heidegger, –pensar es una ocupación solitaria–. Von Trotta tiene la habilidad de hacer una pelí­cula sobre una mujer que piensa. ¿Cómo se muestra eso en la pantalla? No por sus inteligentes diálogos, sino por su imagen reflexiva, fumando un cigarrillo tras otro, en silencio. La actriz Barbara Sukowa hace en ese sentido un papel extraordinario, muy contenido. La muestra también con su lado oscuro de soberbia. Ya que sin su orgullo y arrogancia no se puede explicar su insistencia, frente a tantos amigos que perdió a causa de estos artí­culos y el libro que se publicó después. /// José de Segovia nos habla hoy en entrelineas.org sobre " en el artículo "Hannah Arendt: La banalidad del mal" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/hannah–arendt–y–la–banalidad–del–mal
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