Había entonces entre diez y veinte tiendas de música como la que aparece en la película, atendida por un Santiago Segura en estado de gracia
La película empieza cuando ángel, el teólogo provinciano, descifra mediante la numerología el enigma del Libro del Apocalipsis y se propone encontrar al Diablo para salvar al mundo. Llega por eso en autobús a una ciudad de Madrid presidida por el frío, la violencia extrema y ese símbolo del mal que forman las Torres KIO. Las torres además tienen hoy una lectura añadida todavía más maléfica por haber sido el edificio emblemático de Bankia. El actor italiano Armando de Razza, que hace de falso vidente en la película, asegura que esa imagen de Madrid en la película es real porque la misma ciudad es –dura y oscura–. Al escribir estas líneas no puedo evitar recordar los viajes en autobús que hacía desde Sevilla, cuando me instalé durante esta misma época en Madrid. Las tiendas de santería, las luces publicitarias que sirven como falsos indicadores, la peligrosidad de los grupos fascistas o la generalizada ausencia de aprecio por la tierra que ocupan sus habitantes, son rasgos de Madrid que uno no olvida fácilmente. Siempre sucia, siempre en obras, quizás esté mal decirlo, pero a mi ¡la ciudad me había cautivado! Los escenarios y la atmósfera de –El día de la bestia– es un registro perfecto de ese sobrecogedor espectáculo. /// Pablo Fernández nos habla hoy en entrelineas.org sobre " en el artículo "Álex de la Iglesia veinte años después del fin del mundo" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/alex–de–la–iglesia
http://dlvr.it/SWPk39
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