El Jesús atípico de Pasolini

El género bí­blico no hay duda que siempre ha tenido un gran éxito comercial. Aunque su épica combina una extraña mezcla de exhibicionismo, erotismo y vulgaridad, con la ingenuidad de una estampita piadosa. En su autobiografí­a, De Mille se defiende de estas acusaciones, argumentando que la utilización que él hace del sexo y la violencia dan sin embargo una verosimilitud de verdadera humanidad a los personajes bí­blicos. Pero su manipulación es evidente. Jesús se ve en Rey de reyes desde la perspectiva de una Marí­a Magdalena, que vive como una rica cortesana, con Judas como su amante. Una de sus más conocidas escenas la presenta montada en un carro de cebras, intentando rescatar a Judas de las garras del Carpintero. Imaginación, desde luego, no le falta... Cristo es representado hasta entonces como en una serie de cuadros vivientes. A menudo se utilizan por eso sombras y nieblas, que contribuyen a crear una atmósfera de misterio, pero en realidad lo que se intenta es impedir ver con claridad la figura de Jesús. Su representación está de hecho prohibida en paí­ses como Gran Bretaña hasta después de la segunda guerra mundial. Ante estas limitaciones algunas cintas recurren a mostrar una mano, un pí­e, o una espalda, como se hace todaví­a con Mahoma. Por lo que la época dorada del género viene por lo tanto en los años cincuenta con pelí­culas de ambiente cristiano como Ben–Hur (1959), ¿Quo Vadis? (1951), o La túnica sagrada (1953). Muchas de estas historias son adaptaciones de novelas históricas, pero el Evangelio mismo suele brillar por su ausencia, aunque se presuma de conocer perfectamente el contexto del cristianismo primitivo. /// José de Segovia nos habla hoy en entrelineas.org sobre " en el artículo "Jesús en el cine: Sensacionalismo, trivialidad, o simplemente falsedad" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/jesus–en–el–cine
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