Bajo el gobierno del emperador Diocleciano, por ejemplo, se calcula que murieron ejecutados entre 3.000 y 3.500 cristianos
A pesar de que en su lecho de muerte Bécquer creía que serían sus rimas las que harían grande su nombre de forma póstuma, es en sus leyendas y últimos artículos donde realmente se muestra su humana excepcionalidad. Los nueve artículos que había escrito poco antes de morir desde su "escondido valle", un antiguo monasterio cisterciense en Zaragoza, son realmente magníficos en su expresividad; transparentes al fin, en relación al valor que tenía para él la vida: "una pantomima muda e inexplicable, grotesca unas veces, terrible otras" – escribía él. En su leyenda titulada "El Cristo de la Calavera" dos caballeros se baten a muerte, mientras la doncella por la que arriesgan su vida disfruta en los brazos de un tercer pretendiente. Como los combatientes entonces son ignorantes de lo que pasa, es la voz de la Providencia la que les salva no sin una gran insistencia –– repito, no sin una persistencia, que personalmente me resulta muy familiar y evocadora. "Qué dijo aquella voz medrosa y sobrehumana" – escribe Bécquer – "nunca pudo saberse; pero al oírla, ambos jóvenes se sintieron poseídos de tan profundo terror, que las espadas se escaparon de sus manos". /// Pablo Fernández nos habla hoy en entrelineas.org sobre " en el artículo "Bécquer: Sobre arte, sangre y fantasmas en su literatura" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/becquer–sobre–arte–sangre–y–fantasmas
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