La culpa no se convierte en una auténtica tortura para para los personajes de Woody Allen

La obra de Allen vuelve una y otra vez, a los grandes temas de Dostoievski. Desde "La última noche de Boris Grushenko" (Love and Death, 1975), sus personajes se han preguntado si un crimen podía estar justificado –aunque fuera Napoleón la víctima, como en este caso–, pero nunca con la seriedad que lo hizo en "Delitos y faltas" y "Match Point". Woody Allen empezó su carrera como un cómico en la tradición judía norteamericana, basada en un humor de autoflagelación, pero su obra adquiere un tono cada vez más agridulce en la época que inicia con "Annie Hall" (1977). Cuando al año siguiente, hizo "Interiores" (1978), pocos entendieron su deseo de jugar a ser Ingmar Bergman. El autor de "Manhattan" ama las películas del director sueco, desde que era adolescente. Ya que en los años cincuenta era todavía bastante habitual encontrar producciones extranjeras en los cines de Nueva York. /// José de Segovia nos habla hoy en entrelineas.org sobre " en el artículo "Irrational Man: Crimen y castigo en Woody Allen" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/irrational–man


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