El director de Playboy, se volvió a casar a finales de los ochenta, tras ser hospitalizado por un ataque. Se acaba así la fiesta continua de su mansión, para intentar llevar una vida de familia, al tener dos hijos

En los años cincuenta –como vemos en la serie de televisión, Mad Men–, Estados Unidos se distancia de la guerra y la Depresión, pero también de las costumbres de una sociedad conservadora, que Hefner considera sexualmente, represiva y de un "estrecho puritanismo mojigato". Habla de la libertad de expresión, la separación entre iglesia y estado, pero sobre todo de los meritos de la libre empresa, el individualismo y la necesidad de un "hombre excepcional", como héroe moderno. Sorprenden, sin embargo, las abundantes referencias a la religión. La serie comienza, de hecho, citando las crí­ticas de un profesor judí­o, un pastor metodista y un ministro unitario, para acabar con una transcripción de cuatro páginas de una "mesa redonda religiosa" sobre "los lazos históricos entre la religión y el sexo", emitida por la radio de Chicago. En ella, habla un cura católico "interesado por el jazz", un pastor episcopal, un rabino y Heffner. El coloquio dice haberse organizado "en cooperación con la archidiócesis de Nueva York, el comité nacional judí­o y el consejo protestante de Nueva York", pero sobre todo Hef, como "presidente del imperio Playboy". /// José de Segovia nos habla hoy en entrelineas.org sobre " en el artículo "Playboy: La fïlosofía de Hugh Hefner" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/playboy


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