Adán y Eva (Amedee Ozenfant, 1957)

Cuando los hebreos comienzan a escribir los primeros textos de la Biblia en las tierras de Canaán, entre los años 1000 y 500 antes de Cristo, moabitas, amonitas, edomitas, fenicios, hititas y otras etnias más desarrolladas que la israelita, habían heredado y endurecido las mismas tradiciones de los sumerios. Hoy sabemos que el Gilgamesh se utilizaba entonces incluso para aprender a escribir en las escuelas de ciudades como Megido, por lo que no es cierto que la Biblia sea cronológicamente ni la primera, ni la segunda, ni la tercera referencia arqueológica o histórica que podamos identificar como el origen del patriarcado en nuestra civilización moderna. Empezar una historia por el principio tiene una serie de ventajas que son obvias. El lector puede así fácilmente, por ejemplo, diferenciar qué es una causa y qué es una consecuencia. ¿Qué ha podido motivar a un personaje a hacer lo que ha acabado haciendo? El libro de Génesis está por esta misma razón al principio de la Biblia. No es que fuese el primer libro en escribirse. Su objetivo es ser la explicación de todo lo que ocurrirá después. Muchos lectores de la Biblia hemos pasado por encima del relato de Adán y Eva sin advertir sus detalles más simples. Como cuando en el cine hemos hecho malabarismos entre abrigos, palomitas y anuncios previos a una película. Apenas nos hemos acomodado ya vemos a todos los personajes haciendo cosas horribles pero ¿qué es exactamente lo que ocurre al principio? Rodeados de pueblos ejercitados en la guerra y cuyos hombres habían maltratado sistemáticamente a las mujeres durante los últimos 3500 años, los israelitas escribieron sin embargo un texto tremendamente transgresor en apenas unas frases. /// Pablo Fernández nos habla hoy en entrelineas.org sobre " en el artículo "¿La Biblia es culpable del patriarcado?" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/la–biblia–es–culpable–del–patriarcado
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