Su soledad y desamparo evocan al verdadero Hoffman, adicto a la heroína, pero capaz de hipnotizarnos con su magnética mirada e impresionante voz.
Bachmann no es Smiley. Tiene algo de su estoicismo, pero carece de una esposa que le pueda ser infiel –como Ann, "la última ilusión de un hombre sin ilusiones", dice Boyero–. Es un lobo solitario, que no cree ya más que en sí mismo. No es tan profundo como Smiley, que ama a los poetas románticos alemanes, pero una inevitable melancolía rodea toda la historia, que comienza en el puerto de Hamburgo. Allí estuvo destinado Le Carré en sus tiempos del M–16. Cae la lluvia como en las ciudades fronterizas de sus novelas, aunque no veamos esta vez, la niebla sobre Trafalgar Square, o los aledaños del Kremlin, pero las mañanas son igual de heladoras. Tal vez, Putin añora la Guerra Fría, pero tras el 11 de septiembre, la amenaza se llama "yihadismo". Su terror tiene nuevos métodos, pero la trama es igual de complicada. Un adinerado islamista moderado es sospechoso de financiar células terroristas, cuando entra en el país un checheno que reclama la millonaria herencia de su corrupto padre ruso. Hay un banquero (Willem Dafoe) y una abogada activista por los derechos civiles (Rachel McAdams), pero el personaje de Hoffman domina la historia. /// José de Segovia nos habla hoy en entrelineas.org sobre " en el artículo "El Intruso: el hombre más buscado" ❤ ¿Te parece interesante? Para saber más puedes seguir leyendo en entrelineas.org/revista/el–hombre–mas–buscado
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