El ser humano ha sido creado para adorar, para entregarse completamente ante una causa más grande que él mismo
La adoración como tal no es exclusiva de una religión, sino que es un acto, una disposición del alma, es la religión de siempre, pero ahora tiene luces y no huele a incienso. Esa fábrica de dioses falsos que es el corazón del ser humano suspira por aquello que es el máximo deseo de nuestro corazón y cuyo nombre comienza por " ¡si tan sólo tuviera".. entonces sería feliz!". El problema es que nada bueno sale de nuestro corazón "Porque del interior del hombre salen los malos pensamientos, los asesinatos, el adulterio, la inmoralidad sexual, los robos, las mentiras y los insultos." (Mt 15:19). Llevamos un infierno en nuestro interior y estamos dispuestos a doblar la rodilla ante cualquier dios con tal de no adorar al Dios verdadero. Pedimos poco y nos contentamos con mucho menos, e ignoramos que aquel Jesús que se habló con la samaritana, un día de tanto calor como el que estamos sufriendo estos días en Madrid cuando le dijo que todo aquel que crea en él encont...